sábado, 27 de febrero de 2010
Gdañsk, el 24 de febrero del 2010 Con una gran tristeza he recibido la noticia sobre el fallecimiento del prisionero
de conciencia cubano, Orlando Zapata Tamayo. Su fallecimiento es otra prueba de que el régimen de los hermanos Castro no le hace ningún caso a los llamados de la comunidad internacional al cese de la violación de los derechos humanos, silenciosamente deshaciéndose de los que reclaman la libertad y la democracia. Hoy la trágica muerte de Orlando cobra una importancia simbólica, es un desesperado clamor por la ayuda y una actuación eficaz, fundamentalmente de parte de los políticos y los que toman decisiones pero pasan en silencio sobre la voz de los representantes de la sociedad cívica en Cuba. A la Familia y a los amigos de Orlando Zapata Tamayo les expreso mis profundas condolencias y los aseguro sobre mi memoria y mi oración. Lech Walesa
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