miércoles, 13 de enero de 2010
Con mucha tristeza me hago eco de esta noticia desde el blog Penúltimos Días. Entiendo que en Cuba todo se ha convertido en solo resolver, de cualquier manera, pero que clase de personas le roban el colchón y la cobijas a unos enfermos. Mi mama me cuenta que en Rancho Boyeros, donde se encuentra el hospital Mazorra, la temperatura tiende a bajar mucho mas que en otros lugares de La Habana. Los trabajadores culpables del robo, no tienen corazón ni sentimientos. Con que este es el hombre nuevo de Cuba......
Corre por La Habana la noticia de una veintena de pacientes muertos en el Hospital Psiquiátrico de esa ciudad —popularmente llamado Mazorra. Fuentes que laboran en el centro y que prefieren el anonimato hablan incluso de 31 fallecidos desde el sábado 9 hasta el martes 12 de enero. Las causas: hambre y frío. Los trabajadores del Hospital habrían desviado hacia el mercado negro una buena parte de los alimentos y recursos destinados a los pacientes.
Todo el lugar tomado por el DTI; el ministro de Salud también se personó en el Hospital, junto a Juan Contino. Se habla de investigación, depurar responsabilidades, discreción necesaria, etc.
4 comentarios:
Ya está bien de sufrimientos para el pueblo cubano. El daño que esos genocidas Fidel y Raul han infringido a los ciudadanos de Cuba, son enormes. Han llenado a Cuba de miseria, pobreza y calamidades. Y además han asesinado impunemente a cuantos les estorbaban.
Cubanos, teneis mi admiración y ojala que en breve podais romper esas cadenas.
Saludos
Zurama.
Es un crimen atroz que hayan muerto así pacientes internos que eran responsabilidad del hospital.
Me asombra el grado de insensibilidad y de indiferencia ante el dolor ajeno al que han llegado los cubanos.
È molto triste e vergognoso, che ancora nei tempi di oggi succedeono queste cose, ed esistono ancora queste situazioni!!
Un abbraccio Zury,
Salva
Si es cierto que el hombre de hoy en Cuba, es producto de 50 años de adoctrinamiento, también es cierto que no hay excusa para no tener conciencia, como tantos que no se han dejado engañar.
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